En medio de la campaña que vivió su pico de violencia con el intento de asesinato a Donald Trump, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, prometió unir al país al aceptar el jueves la nominación presidencial demócrata para competir contra el republicano en las elecciones del 5 de noviembre. Con un mensaje centrado en la libertad y en su historia familiar, de inmigrantes de clase media, buscó diferenciarse del multimillonario. Harris ya inyectó cuotas de energía a las filas demócratas después de que Joe Biden se bajara de la carrera y por el momento es la favorita en las encuestas, aunque aún falta tiempo. También habló de la “devastación” que vive Gaza, uno de los momentos de mayor ruido durante la convención en Chicago.
«En nombre del pueblo, de cada estadounidense, sin importar el partido, la raza, el género o el lenguaje que su abuela hable, acepto la nominación», dijo la abogada de 59 años, quien prometió un “nuevo camino a seguir” y sin volver para “atrás”. En distintos momentos rivalizó con Trump a quien calificó como peligroso y cuya elección alteraría las bases de la democracia del país. Dijo que el expresidente, «de muchas maneras, no es un hombre serio», y agregó que las consecuencias de ponerlo “de vuelta en la Casa Blanca son extremamente serias». “Con estas elecciones, nuestra nación tiene una preciosa y fugaz oportunidad de superar la amargura, el cinismo y las divisiones del pasado. Una posibilidad de trazar un nuevo camino. No como miembros de un partido o facción, sino como estadounidenses”, prometió Harris consciente de las divisiones y la polarización que enfrenta EE. UU.
La actual vicepresidenta agradeció a Biden al inicio de su discurso durante el cierre de la convención que tuvo lugar desde el lunes en el estadio United Center de Chicago, la casa de los Chicago Bulls y los Chicago Blackhawks. “Ninguno de nosotros tiene que fracasar para que todos tengamos éxito. En la unidad está la fuerza”, dijo minutos después de que el acto incluyera republicanos tanto en el escenario como entre el público.
Harris ya había aparecido por sorpresa el primer día de la convención, donde insistió con uno de sus lemas de campaña: “Cuando luchamos, ganamos”. Durante los cuatro días que duró el encuentro demócrata, la campaña por Harris pareció recibir grandes dosis de energía y donde la mayor parte de los expositores -desde políticos, personas de la sociedad civil, artistas, farándula, etc- utilizaron una y otra vez la idea de la alegría como motor electoral. Y es que además ese entusiasmo va acompañado de resultados en las encuestas que por el momento le dan ventaja frente a Trump. De quince mediciones actuales, solo cuatro le dan ventaja al republicano. Sin embargo, Harris, como muchos que la antecedieron en su exposición, incluida la ex primera dama Michelle Obama, insistieron en que aún queda mucho trabajo por hacer de cara al primer martes de noviembre.
A la idea de la unidad, se sumó la de la libertad. Ante los más de 5.000 delegados del Partido Demócrata, que durante la convención corearon la canción de Beyonce “Freedom”, la candidata quiso disputarle la palabra “libertad” a los republicanos. Dijo que en estas elecciones están en juego muchas libertades fundamentales como “la libertad de vivir a salvo de la violencia armada (…) La libertad de amar a quien amas abiertamente y con orgullo. La libertad de respirar aire limpio, beber agua limpia y vivir libres de la contaminación que alimenta la crisis climática. Y la libertad que abre todas las demás. La libertad de votar”.
El aborto fue otro tema central en el discurso de Harris, pero también de su campaña y de la convención, desde una perspectiva de “libertad” a decidir. Este fue otro de los puntos en que rivalizó con los republicanos y la agenda conservadora conocida como Proyecto 2025, que redactada por aliados de Trump y que, según Harrís, de ser aplicado, sería tirar el país “de vuelta al pasado”, por ejemplo, en términos de salud reproductiva. “Sencillamente, están locos”, dijo y agregó que estaría “orgullosa” de promulgar una ley que protegiera el derecho al aborto, una promesa que también hizo Biden, algo que es considerado improbable debido a la distribución de fuerzas en el Congreso.
El día anterior, el gobernador de Minnesota, Tim Walzsu, al aceptar la nominación como candidato demócrata a vicepresidente, también se refirió a la “libertad” para diferenciarse de Trump y su partido: “Cuando los republicanos usan la palabra libertad, lo que quieren decir es que el gobierno debería tener libertad de invadir el consultorio de tu médico, las corporaciones de contaminar el aire y el agua; y los bancos la libertad de aprovecharse de los clientes”, sostuvo. “Pero cuando los demócratas hablamos de libertad, nos referimos a la libertad de mejorar sus vidas y la de las personas que aman”, agregó.
«Mi madre nos enseñó a no quejarnos de las injusticias, sino a hacer algo al respeto», dijo en un discurso que estuvo centrado en su historia de vida familiar, y que planteó como un camino de superación y esfuerzo personal; sus padres eran migrantes de India y Jamaica, y ella junto a su hermana vivieron en distintas ciudades hasta que sus padres se separaron y se asentaron en California en un barrio de clase media trabajadora. “Esto es personal”, dijo al hablar de la necesidad de crear oportunidades para la clase media, donde ella se ubicó, tratando de correr el mote que los republicanos intentan asignar a los demócratas, a quienes ubican en parte de una elite ajena a la clase trabajadora. “En realidad no lucha por la clase media. En cambio, lucha por sí mismo y por sus amigos multimillonarios”, dijo y prometió que “en lugar de una subida de impuestos” del expresidente, va a aprobar “un recorte de impuestos para la clase media”.
El cierre de la convención a cargo de Harris tuvo un tinte más tradicional, con la vicepresidenta vestida en traje azul marino oscuro -el color del partido- y donde pronunció un discurso sin titubeos o furcios.