En cuanto a Venezuela, Trump señaló que su administración buscaría cortar las importaciones de petróleo provenientes del país sudamericano. Según Trump, esta decisión no solo responde a objetivos económicos, sino también a la intención de «debilitar al régimen de Nicolás Maduro», dejando claro que las necesidades energéticas de Estados Unidos no dependen de América Latina. “No necesitamos a Latinoamérica para nuestro desarrollo. Podemos y debemos ser autosuficientes”, afirmó.
Otro punto controvertido fue su anuncio de un posible aumento de aranceles, efectivo desde el 1.º de febrero, contra las importaciones provenientes de México y Canadá. Este incremento podría generar un encarecimiento de bienes y servicios provenientes de ambos países, con un impacto significativo en México. Trump sugirió que medidas similares podrían aplicarse a China en los meses siguientes, alineándose con su retórica proteccionista.
Finalmente, el expresidente declaró que Estados Unidos debería recuperar el control del Canal de Panamá, argumentando que permitir una mayor influencia china en este punto estratégico sería un error grave. Esta declaración generó una reacción inmediata del presidente panameño, José Raúl Mulino, quien calificó las palabras de Trump como una intromisión inaceptable en los asuntos soberanos de su país.